martes, 15 de septiembre de 2009

Rituales de llegada

Cuando llego a un pueblo, una parte de mí prefiere entrar a la iglesia y contemplar detenidamene las caras de los santos antiguos, mirar de frente al cristo de cuaresma con su cruz a cuestas, salir a recorrer los edificios públicos, bajar al río, entrar a las cuevas y contar las montañas. Otra parte de mí, prefiere presentarse con las autoridades, entablar plática con el de la tienda comunitaria, preguntar qué piensan de mi pueblo, averiguar qué frutas se venden en el mercado y unirme al penúltimo partido de basquet con los niños de la secundaria. Una tercera parte de mí, prefiere quedarse sentada frente a la iglesia, sobarse las plantas de los pies, secarse los restos del sudor, sonreírle a los que pasan y ver caer la tarde.
Justo antes del anochecer, se reúnen las tres en la plaza principal e intercambian impresiones.

4 comentarios:

  1. Adaptada ya al paisaje

    Un corazón que reverdese en diversos matices paso a paso...

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  2. Chales. Ora sí ya te piraste. Eso es esquizofrenia mezclado con personalidad múltiple. Game over. Te hemos perdido irremediablemente.

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  3. caminante, viajera, turista. yo tenía la costumbre, aprendida en mi país colonial, de visitar la iglesia primera cosa en cuanto llegaba a un lugar nuevo. ahí tienes que en Buenos Aires la gente a duras penas sabía cuál era la catedral. cuando por fin la identificamos, me sorprendió que fuera una iglesia tan cualquierucha, arquitectura sin gracia... pero eso sí, vi lo que nunca hubiera podido ver en otro lugar: el santo cristo de los futbolistas.

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  4. Querida Elena (tenia ganas de decirte así desde que escuche a Doña Jovita):
    Yo creo que 'casi todos' siempre queremos salir detras de los telones pero tambien nos gusta estar sentados en una butaca sólo mirando. Yo creo que un 'buen actor' te entendería claramente y seguro te diría que esa mujer de mejillas rosadas sabe vivir cuando está debajo de los reflectores pero tambien sabe mirarse a si misma cuando está incognita en la oscuridad y en el anonimato.

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